30 de marzo de 2011

Taken

Cada vez que una de mis papas tiene cría,


me siento abducida y en presencia de éste:


Creo que tengo algún problemita sin resolver.

23 de marzo de 2011

Ay, ella.

No es que acá no exista o que no esté de moda. Porque sí, la chabacanería a veces se pone de moda y en las conversaciones con nuestros pares la sacamos a relucir como un tesoro preciadísimo, con el cual se entretiene al interlocutor e incluso se lo hace mear de risa. Sí, mear, y tengo una amiga que si se ríe mucho, se hace pis. Se tienta por cualquier cosa y no llega al bagno. Más de una vez fui testiga.
Pero el tema de hoy no es el pis. El tema de hoy es una clase de chabacanería que me agarró con las defensas bajas. Y no porque ahora que estoy en tierra primermundista, de gente rubia, que no dice "el garáshe" sino "garaaaaaagggge" a la francesa. No. Fue simplemente porque me di cuenta de la dimensión de los medios de comunicación y de cómo muchos, que no conocen mi país, se habrán llevado una primera impresión que... mamita!
Resulta que un rubio con una cara alemana que da calambre tiene un programa cuyo objetivo es encontrar respuestas a preguntas que muchos nos hacemos y, en esta edición, viajó a Argentina no sólo para hablar del tango o para charlar 2 minutos en Bariloche con el hijo de Mengele sino para preguntar, en la feria de Mataderos, si los Argentinos (latinos en gral, bah) son Machos. El rubio era como un chizito en un plato de manise salados, sin pelar. Preguntó a uno, dos, tres "gauchitos". El primero se rió y básicamente no hizo ningún comentario trascendente. El segundo afirmó rotundamente y fundamentó diciendo  que "yo a mi señora la dejo en casa haciendo lo que sabe hacer: estar en la cocina y preparar la casa y la comida para cuando yo llego de trabajar, porque ese es su trabajo, ella los domingos no puede salir de esas 4 paredes" (...) Así se me paraba el corazón por primera vez. Y llegamos al tercero. Con ganas de participar, con pinta de viejo trabajador que ahora "disfruta" de una jubilación de mierda y aún así con una sonrisa envidiable, él quiso que el mundo entero conociera su verdad:

-Seee, soy macho, pero un macho a media' porque tengo un huevo solo, el otro me lo cortaron.

¿Habrá querido que el mundo entero supiera TANTO, me pregunto yo? Mientras Sebastian se hacía caca de la risa, yo intentaba volver mi maxilar inferior, que ahora yacía en el piso, a su lugar.

No sé si exagero o si ahora me las doy de europea o qué, pero haber escuchado eso me perturbó. Tanto que no sé que decir para terminar este post.

20 de marzo de 2011

Cuando ERA

-¿Sabés que una vez me dijeron que me parecía a esa japonesa?
-mmm...
-¡Sí! Si hasta adaptaron su nombre al mío: de Taka a Pa-taka...
-mmm... no sé. Vos sos más linda.
-Bueno, gracias. Pero hasta yo ya me veo parecida...
-Sí, pero no ahora. Te parecés pero cuando eras gordito -remató el Sebastian.