4 de noviembre de 2011

En forma de fichas

Volví.

Pero muy brevemente porque no sé qué escribir. No puedo pensar literariamente, no me sale el posteo, no soy interesante.

Trabajo. Esa es la única causa de mi adormecimiento virtual. No hago otra cosa que trabajar y pensar sólo en alemán. Decí que la gente es macanuda, sobre todo mi jefe, que es el mejor del mundo y no exagero. Me llama "insolente" y se caga de risa porque le dije "que no cunda el pánico" en un email con la cancelación de un seminario. Y se caga de risa cuando invento alguna frase en alemán, y en mi cara. Y me agradece cada pelotudez que hago. Jamás en mi vida vi algo así. Los demás: en stock tenemos amorosos, impacientes, carasdeculo, simpáticos, jóvenes y más jovatos. Hasta se me enamoró un jovencito, al que al yo decirle que me fui de vacaciones con mi marido se le transformó la cara como a Rafa, cuando Lisa niega ser su novia frente a las cámaras de tele. Lo juro, nunca me pasó y me llenó de ternura. El asunto, me di cuenta hace poco, la gran mayoría me hace más pebeta. Un par de almuerzos atrás dije mi edad no sé en qué contexto y varios me preguntaron "¡¿vos tenés 31?!". Y eso que me visto seria y me maquillo un poco. Me puse contenta.

Pero cómo dije, ando cansada, aún luego de 2 semanas de haber vuelto de vacaciones (casi escribo volvido, lo juro). Tan cansada que hace un par de días me dormí en el tren con los auriculares puestos, escuchando música Pop, y me desperté cantando con "mmm" una canción de Maroon 5.

Con ese papelonazo cierro este post, porque no tengo nada más que decir y porque me dio vergüenza recordarlo. Antes de ponerme colorada les digo: hasta luego, cocodrilo!