6 de noviembre de 2009

36 días

Hoy faltan 36 días para el 12 de Diciembre.

Tengo casi todo organizado y sin embargo siento que me falta la mitad de las cosas. Jesucristo, qué estrés tan femenino! Lo veo al Sebastián pancho como vaca pastando y quisiera entender qué está pasando por su cabecita. Debe de ser por su "teutonía", otra no hay.

La cosa es que en menos de mes y medio, seré la princesa del cuento de hadas, esa que siempre soñé y no me avergüenza decirlo. Seré la más linda al lado del más lindo de todos.

¡No veo las horas!

26 de septiembre de 2009

El mundo según Pebe

- ¿Fuiste alguna vez al cine?
- No.

- ¿Fuiste alguna vez a la playa?
- No.

- ¿Fuiste alguna vez vacaciones con tu familia?
- No.

- ¿Fuiste alguna vez de camping?
- No.

Así resumió su vida el joven Miguel. Este muchacho de tan solo 27 años, oriundo de los alrededores de Buenos Aires, con una infancia que prometía muy poco, está encerrado de por vida, por asesinar a una persona de 89 años, en una cárcel de la capital de nuestro país… Está haciendo primer grado en prisión, nunca trabajó, se drogó, atentó contra su propia vida, se la quiso quitar… Este muchacho me llena de tristeza. Como tantos otros. Como Irupé:

- Señoras y señores, muy buenos días. Ante todo quiero pedirles disculpas si con mis palabras ofendo a alguien o si alguien se siente molesto por mi presencia. Mi nombre es Irupé, tengo 26 años y hace 2 años que no consumo. Estuve muy mal pero, gracias a Dios, hoy tengo la fuerza para ser líder de un grupo de jóvenes en rehabilitación y para poder, con mis manos, amasar cada mañana, junto con mi señora, estos alfajorcitos que en cualquier panadería costarían no menos de 6 pesos. Hoy, yo los ofrezco en 3 pesos, nada más. Quien quiera y pueda ayudarme, se lo agradeceré de corazón, porque esto es la comida de mi señora, con quien me caso en Noviembre, y de mi bebita.

Sigo mirando la vida con asombro. Sigo llorando. Sigo emocionándome, sigo riendo, sigo sufriendo. ¿Pedir perdón por adelantado por si molesta ofreciendo unos alfajorcitos? ¿Pedir perdón por molestar con la presencia? Tengo que pensar que somos TAN hijos de puta de hacerle creer a nuestros iguales que son menos? Sí, claro está. Y sigo dándome cuenta de que mis problemas… no existen. Sigo dándome cuenta de que tengo millones de motivos para sonreir y ninguno para llorar. Salvo la impotencia de ver tanta desigualdad, tanto sufrimiento ajeno, y saber que vivo en un país en que la gente es simplemente un número, una “cosita” con poco o ningún valor…

No me banco la hipocresía de nuestros gobernantes. No me banco la hipocresía de los artistas. No me banco la hipocresía de los que dicen que ayudan mientras se abrigan con piel de zorro.

Y sigo viendo tristeza, sufrimiento, del mundano, del vano, del inexistente. Aunque válido! Veo engaños, veo traiciones, veo examenes reprobados, veo torceduras de tobillo. Veo ropa que no combina, veo sueldos que apenas alcanzan y otros que no llegan.

Me rodea gente hermosa… pero no puedo hacer la vista gorda frente a lo que se ve todos los días… Personas. Animales. Por igual. Y no tengo la menor idea de qué hacer para colaborar… Plata no tengo. Trabajo como yegua y mi sueldo a penitas me alcanza para llegar a fin de mes! Y, en conversación con mis amigos y compañeros (y ni siquiera ellos), es moneda corriente, evidentemente. Qué poco alentador, qué doloroso que es. Y tenemos TANTO. Y a la vez tan poco.

Ojalá, ruego, pido a la vida… la situación de un vuelco en algún momento… La gente sea más sensata, haya educación, posibilidades para todos, seguridad, inteligencia! Inteligencia no para saber que dos más dos son cuatro. Inteligencia para vivir, inteligencia para convivir. Eso es lo que necesita la gente. Sabiduría.

15 de agosto de 2009

14 de Agosto

Nuestro Civil!


Hoy es 15 de Agosto. Hoy es sábado. Hoy tengo anginas y mocos. Hoy soy la Señora del Sebastian.

Ayer me desperté a las 4 de la matina. No pude volver a dormirme, pero igual me quedé en la cama. A eso de las 8, decidí salir de la cama con un esfuerzo sobrehumano. Me estiré, sentadita, y bostecé profundamente. Saqué las patitas, ellas buscaron las chancletas y emprendí camino al comedor, a buscar las toallas colgadas. Me metí al baño, abrí la ducha y me zambullí bajo las gotas de lluvia. Disfruté de un hermoso baño, me cambié y fui a la peluquería, a hacerme una cola de caballo. Estuve lista después de una hora reloj de brushing, plancha, prueba, error, prueba, error con el estilista que me recomendó mi amiga Charol, por el cual muere de amor. Y no la culpo.

A eso de las 11, caminé por la vereda del sol de vuelta a casa. Llegué, tropecé con un cumplido de mi entonces futuro esposo, y me puse manos a la obra con el maquillaje. Base, corrector, polvo, sombra, rimel, rouge, delineador. Puf. Listo, quedé "rrrrrre hemosa", dice el Sebastian. Le creo y me la creo. Nos cambiamos, nos emperifollamos, nos perfumamos violento y llamo el taxi. Me pongo el saco nuevo, divino, pero me cago de calor. Igual me lo dejo, porque me lo compré exclusivamente para el evento.

Llega el taxi, lo abordamos, viajamos, ¡llegamos! Ahí está mamá, allá está Diego, allá está la tía. ¡Y todos los demás también! Qué felicidad, vinieron muchos amigos. Muchos cumplidos más, muchos besos, abrazos y fotos. Entregamos los documentos de todos los involucrados en el proceso y esperamos a que nos llamen, cuidando que no nos garquen las palomitas que se balanceaban en el cable de arriba. Nos llaman para entrar. Entramos, nos acomodamos, preparados, listos, ya. Comienza la función, se encienden luces, cámaras, acción.

Intérprete, jueza, testigos, risas, llantos, firmas, aplausos. Listo, ¡somos marido y mujer! Y se siente hermoso... Tan hermoso que la felicidad me embriaga. Una hermosa libreta roja, arroces, más fotos, más besos y abrazos y un hermosísimo almuerzo. Las violetas fue nuestro anfitrión. Y el mozo de gomina furiosa.

Pastas, carnes, vegetales, bebidas con y sin alcohol. Y algún que otro postre. Y un discurso del novio y otro de la novia. Café, y a dormir la siesta.

Llegamos a casa a eso de las 6. De dormir, olvidáte. Pasados de rosca, nos tiramos en la cama 15 minutos para descansar pies y cerebro. Al cabo de ello, nos calzamos ropa más informal y partimos rumbo al teatro, a ver y escuchar el fantasma de la ópera, regalo de mi hermano. Hermoso todo, cenamos pizza y directo a lo de Grace. Café, cosas dulces, charla a medias y de regreso a casa, a dormir por fin.

Ya un día después, nos pusimos los pijamas, nos dimos un besito de las buenas noches, y apoyamos la cabeza en la almohada. A dormir, que el 14 de Agosto es ahora parte de nuestros más hermosos recuerdos.

¿Por qué?

-Porque lo amo
-Porque es un hombre con mayúsculas
-Porque es un chiquilín
-Porque sabe lo que quiere
-Porque es rubio, je.
-Porque me protege
-Porque es la ternura con piecitos
-Porque me hace cagar de risa
-Porque podemos pensar juntos
-Porque podemos proyectar juntos
-Porque nos respetamos
-Porque es alemán
-Porque quiere a mi país
-Porque me quiere como soy y no quiere cambiarme
-Porque me mima tooooodas las noches
-Porque quiere tener hijitos conmigo
-Porque defiende sus ideales
-Porque demuestra todo lo que siente
-Porque es el más hermoso
-Porque no deja la tapa levantada
-Porque lava los platos
-Porque cocina
-Porque cuando comemos algo hecho por mí, me dice "Está rrrrrre delicioso"
-Porque ya aprendió el significado de RE y sus usos (Ej: "¿Viste qué lindo está el día?" - "¡Sí, rrrre!")
-Porque aprendió a usar bien el "che, boludo"
-Porque ama comer
-Porque es sarcástico como yo
-Por su cultura general, que es muuuucha
-Porque barre
-Porque limpia la casa conmigo
-Porque me pidió que me casara con él en un farito en Colonia con una rosa
-Porque sabe todo lo que me gusta
-Porque diferimos en un montón de cosas
-Porque se jugó TODO por mí
-Simplemente porque es él, el Sebastian.

2 de agosto de 2009

Bicho raro


Tengo herpes. En la nariz. ¿Podés creer? A la tierna edad de 29, tengo herpes por primera vez. Soy primeriza, pero no de una personita, sino de herpes…

Se ve que me estresé demasiado por dentro, porque nunca pensé que sería así de mucho.

Mi mamá me preguntó: “¿Dónde metiste la naricita?” Increíblemente no la metí en ningún lado sospechoso, mi novio es herpes-free y al igual que la mayoría de la gente que me rodea.

La dotora dermatóloga me hizo las preguntas pertinentes y su conclusión fue o estrés o sol. ¿Sol? Señora… ¿sol? Bué, ella es la diplomada en medicina, puede que tenga razón, pero no veo que aplique a mi caso. ¿Estrés? Compro. “¿Estás estresada, nerviosa?” me preguntó. “Sssseee, massssomeno” le conesté. No entré en detalles, sólo recordar 12 de Diciembre es suficiente.

Me recetó pastillas y crema. “Para atacar con todo, ahora que lo agarramos temprano” dijo ella. Agacho cabeza, obedezco. Voy a la farmacia, hago cola kilométrica, me atienden. “Ayyy… la receta tiene fecha de mañana… ¿podrás venir mañana?” dice la chica que me atiende. ¡¡¡Tengo herpes, flaca!!! ¿¡no me ves la nariz deformada?! ¡¡¡Tengo que empezar el tratamiento YAAA!!! “No te puedo creer… quiero empezar hoy… qué doctora distraida” respondo y me tomo el buque.

Busqué la corrección, recibí disculpas y finalmente compré lo recetado (y pagué con un ojo y medio brazo, no tenía cash).

Con una doctora así, cómo no agarrarse herpes. En lugar de ayudar, contribuye con la causa. Los doctores son bichos raros. Bichos raros como el herpes de mi nariz.

18 de julio de 2009

Gallo oro


El arroz tapona. El arroz es insulso. El arroz con salmón es sushi. El arroz con con vegetales al wok se hace llamar Yakimeshi (ay, él). El arroz con atún y huevo es una de mis comidas preferidas. El arroz significa prosperidad, fertilidad, buena suerte.

Entonces, el 14 de Agosto, lleven toneladas de arroz, arrójenlo de a montones, ¡con suavidad, claro! Y, si quieren, pétalos de rosas, granos de trigo... ¡también son bienvenidos!

15 de julio de 2009

Los mocos del chancho


No, no son los míos ni hablo de mí. Bah, sí. Pero no por los mocos.


Resulta que con todo esto de la gripe del chancho, de todos lados nos encierran en casa, como en estado de sitio. Hasta utilizan el término "aislamiento". Tendrían que saber que no sólo los niños se aburren. Estoy a un pelo de ser señora y, sin embargo, me aburro tanto o más que ellos. Y no es bueno para la cintura.


Ayer, en un feroz ataque de hambre a media noche, al Sebastian se le dio por levantarse en la mejor parte de "Las vacaciones de Mr. Bean" para hacerME (sí, el descarado dijo que lo hacía por mí) una "sopresa". No me hago la cocorita porque de solo pensar que la "sopresa" era azucarada, me generaba un manantial de baba. No entiendo por qué el Sebastian le pone tanta voluntad al asunto culinario (el Sebastian es chef). Le pone voluntad, azúcar, manteca, chocolate, crema, manteca, manteca, manteca. ¿Qué hizo? Un experimento, hizo.


Se dirigió a la cocina, me gritó que mi ingreso a ella estaba terminantemente prohibido y al cabo de dos minutos, olor a horno. Adios a mi sueño de la banana con dulce de leche. Era, evidentemente, mucho más elaborado que eso: sacó unas tapas de tarta del freezer, cuando se descongelaron las recortó en pedazos, las rellenó, las dobló y las metió al horno. Con los párpados a media asta, hice fuerzas para llegar al final de su experimento.


Cinco minutos después, bandejita en mano, me pide que le de luz a la habitación. Procedo. Ante mis naríes, un abanico de medialunitas comunes y rellenas, pseudo-empanaditas con jamón y queso y cañoncitos. Obvio, accedí. Que qué ricas, que muchas gracias, que me siento hinchada. Como un chancho. Como el de los mocos.

11 de julio de 2009

El Boomerang de la vida

Hace un ratito volví de hacer compras. Ví tantas caras que me decían tantas cosas diferentes. Me encanta mirar y analizar caras, gestos, movimientos, vestimentas. Imagino la vida entera de las personas que me cruzo en la calle.

Y me encanta analizar cómo vuelve lo que doy.

Fui a un par de negocios y actué de distinta manera porque me intrigaba saber cómo reaccionarían mis interlocutores.

Entré al primer negocio con ánimos de esbozar una gran sonrisa a quien me atendiera. Mis manos comenzaron a pasar rápidamente prenda por prenda como las hojas de un libro. Empecé a seleccionar ropa para probarme. Apareció Laura, al azar mi primer caso de estudio.

- Hola, te puedo ayudar en algo, buscás algo en especial? - preguntó.
- ¡Hola! ¿Cómo estás? Mirá, estoy buscando esto, esto y esto. ¿Vos me podrías decir si tenés esto en blanco? - respondí amable.
- Creo que sí, dejáme que me fijo y te digo - dijo, encaminándose al depósito.
- Dale, ¡muchas gracias!

Después de 2 minutos, Laura volvió con una leve sonrisa dibujada en su cara y con la camisa que le había pedido y me dijo:

- Justo ésta es la última que me queda, ¡y es de tu talle!
- ¡Ay, qué bueno, muchas gracias! Paso a probarme.

La camisa quedó. Los pantalones, no. Listo, llevo la camisa.

- ¿Cómo quedaron?
- La camisa, divina, la llevo. Los pantalones, no, te los dejo.
- Bárbaro, pasá por caja que te cobran la camisa. ¡Gracias!
- No, gracias a vos - dije yo.
- ¡No, por favor! - respondió complacida.

Pagué y salí del negocio pensando que éste estudio había resultado tan diferente del anterior, en el que la agria vendedora se puso aún más agria cuando mi trato no era mejor que el de un jefe falto de amor.

La vida es un boomerang, lo veo todos los días. Si sonreís, te sonríen, si tenés cara de culo, te vuelve una peor y si estás deprimido, todo lo que hace la gente es contra vos.

10 de julio de 2009

"Basta de chácharas y atrévase a soñar!"


Así diría el querido Berugo... Pero a mí ya no me hace ninguna gracia. Antes sí, con el alcoyana-alcoyana o capri-capri, el enano chupatierra y los pepés de la señorita Lee.
Ahora que no quiero soñar, sueño. ¡Y qué sueños! ¡Maaaamita! (diría un antiguo conocido íntimo).
El tema es el siguiente: Ahora que se me dio por hacerme la señora, ahora que se me dio por casarme, mi cerebro de noche tiene más vida que de día. Y sale a jugar. Pero yo quiero dormir. Y así estamos, cansada yo, cansado él. Resulta que ahora se le da al muy piola por jugar a que me caso y no viene nadie a mi fiesta salvo 3 amigas con sus respectivos. Y comemos en sillas de plástico. Y bailamos cumbia. Y llueve y el piso es de granito. Huelo humedad y me despierto de un saltito. Y resulta que también se le da por jugar a que me pongo la falda del vestido y me doy cuenta de que el corpiño blanco de encaje está colgado del tendedero de la vecina que pende de las ramas de dos arboluchos. Abro dedos, agarro corpiño, cierro dedos, engancho corpiño y corpiño termina descansando en el piso de tierra. Y encima me equivoco de iglesia. Llego y la gente que espera no es de mi palo. Es del palo de otra que decidió casarse el mismo día que yo en la iglesia de al lado.
Y que después no me vengan con eso de "sí, es estresante pero es taaaan hermoso vivirlo!" (seguido de suspiro) porque NO compro. Quiero wedding planner aunque no pienso invertir en mentiras. Me seguiré quejando, seguiré soñando, seguiré estresada... total... es taaaaaan hermoso vivirlo!