19 de abril de 2010

La bici (a.k.a. Fahrrad)


Resulta que ahora tengo bici y parece que me queda re-linda. Una vez más, el Sebas me hace sentir la más linda de todas, aún cuando mi enorme trasero rebalsa las capacidades del minúsculo asiento de la bicicleta. Días atrás, una vez más con su tiernísimo español, me dijo: "qué lindo vos sos en la bicicleta".

Creo que desde mi adolescencia que no pedaleo una. Me subo y todavía temblequeo los primeros metros. ¡Qué feliz que me hace andar en bici! No recordaba lo lindo del pedaleo y meta pedaleo sin tener un rumbo fijo. Encima hace bien a la salú.

Estoy entusiasmada porque es una bici cómoda, grande y con canastito adelante, como para ir de compras y poner lo adquirido en el super ahí (cosa que ya hice, sólo para poder darle uso). Es una bici reciclada, porque según me contó el papá del Sebastian, estuvo durante un año entero en la vereda de no se dónde, a modo de residuo. Entonces, Achim se la apropió y la mandó al bicicletero de la ciudad aledaña para que la dejara como nueva. Y así fue, la bici está radiante y es de lo más bonita. Y eso que no es una locura a simple vista, pero es lo que genera lo que la hace tan especial. ¡Y tiene una lucecita adelante que se prende con un dinamo! Se usa cuando anochece, ya que acá son muy estrictos con el tema del manejo de cualquier vehículo. Me dijo el Sebas que si te agarran con la lucecita apagada de noche o si te mandás alguna maniobra medio peligrosa, la Polizei (policía en alemán, se pronuncia "politsái) puede pararte y pedirte que sigas tu camino a pie con la bici o incluso dejar la bici allí y seguir caminando sin ella. Y si te agarran con unos traguitos de más en bici, pueden quitarte hasta tu propio carnet de conducir autos. Qué tul.

Mi bici es de color cremita, con las manijas del manubrio y el asiento en marrón. Tiene, además, cambios y una bocinita de las que se usaban antes. Una locura. ¡y se usa! Acá hay bicisendas en todas partes, están marcadas en rojo y algunos bici-andadores pueden fruncir el ceño si les ocupás su lugar. Pero la mayoría no, te tocan la bocinita si vienen de atrás, y cuando les das paso te dicen "Dankeeee!" a modo de cantito. Porque acá hay palabras que se cantan, no se dicen. Pero eso es otro cuento. Por ahora, Yo seguiré pedaleando las veces que pueda, para volver a ser niña de a ratos y para que el Sebastian me siga diciendo lo linda que me veo!

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