10 de marzo de 2010

Casi como Juan Pablo

Hoy tengo dolor de barriga. Me desperté con tiempo suficiente pero se ve que calculé mal. Pensé que una ducha, luego la cambiada correspondiente y un lindo desayuno de comida y noticias cabrían en 1 hora. Pero no, no cupieron. Y el que se vió más afectado fue el último, el lindo desayuno, que terminó siendo el responsable de mi malestar estomacal.

Siempre digo que no hay comida del día que me de más felicidad que el desayuno. Yo amo desayunar. Me encanta el olorcito a café, el aroma de las tostadas (tienen aroma a amor y sonrisa), el sabor de las mermeladas, todo. Y acompañado del noticiero, aún mejor.

Pero cuando la vorágine de las mañanas porteñas envuelven a mi desayuno, me pone de malas. Porque no solamente afecta la felicidad que mi desayuno me da más un subsiguiente dolor de barriga, sino que camino pensando que en cualquier momento termino como Juan Pablo.

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